Los árboles de transmisión longitudinales trabajan todo el tiempo que el vehículo está en movimiento, transmitiendo el par de tracción a las ruedas o el de retención al motor.
El correcto desempeño de su función y longevidad dependen básicamente de la lubricación de las juntas cardán y el buen estado del disco flector, puesto que son elevadas las velocidades y presiones de trabajo y ciertamente limitadas las superficies de contacto.
El diagnóstico de averías se hace comprobando visualmente los elementos desde los bajos del vehículo. Alguna de las comprobaciones se debe realizar con la ayuda de un segundo operario, frenando las ruedas a la vez que se aplica par de transmisión en sentido alterno (hacia delante/detrás). Para ver las holguras, se debe marcar con una línea todos los elementos.
Su principal problema es la aparición de holguras por desgaste y la dureza mecánica por falta de lubricación. La holgura en los discos flectores de las transmisiones longitudinales origina ruidos, especialmente en los momentos de cambio de carga (empuje / retención) y es fuente de vibraciones en los momentos de giro sin transmisión de fuerza (marcha por inercia).
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