Como pudimos ver en un artículo anterior, “Como se determina el consumo de un combustible de un vehículo”, el
consumo de combustible homologado de un automóvil es un cálculo obtenido según
los datos registrados de la prueba de emisiones de gases de escape bajo el
ciclo NEDC que simula un circulación real.
Las condiciones de este ciclo están estandarizadas y
todos los vehículos deben de superarlas para obtener la homologación
pertinente.
¿El ciclo de conducción NEDC es como una circulación real?
Las condiciones de prueba de circulación NEDC tienen
algunas lagunas a remarcar que lo hacen diferir de lo que es una circulación
real a día de hoy.
El ciclo de conducción y las condiciones para realizarlo
se determinaron cuando los vehículos eran menos potentes y menos pesados.
La aceleración máxima indicada para realizar las pruebas
es difícilmente reproducible en condiciones reales. Esto se debe a que al
aumentar la potencia de los motores las aceleraciones superan con muchísima
facilidad a la estandarizada para la prueba de homologación.
Desde 1981 hasta
2007 la aceleración media de 0 a 100Km/h
en los coches comercializados ha pasado de 14 a 9 segundos.
Una mayor
aceleración en un vehículo más pesado se traduce en un motor que, aunque sea
más eficiente, tenga índices de contaminación mayor y en consecuencia un
consumo de combustible superior.
Otro aspecto que interfiere en gran medida los resultados
reales de consumo es la temperatura ambiente ya que por ejemplo realizar la
prueba a 22ºC en lugar de a 28ºC, aunque las dos temperaturas estén dentro de
lo estipulado para la prueba, puede hacer aumentar las emisiones de CO2 hasta
un 4% produciendo, una vez más, un aumento de consumo.
¿Con el tiempo los resultados de las pruebas estandarizadas y los resultados reales se igualarán?
En el año 2001 existía una diferencia del 8% entre las
cifras de homologación de emisiones o consumo y las cifras reales.
En 2012 esta
diferencia no se había reducido si no que había aumentado hasta un 21%. A demás se permite una diferencia entre
los resultados de las pruebas de homologación y las declaradas por los
fabricantes de hasta un 4%.
Las pruebas de emisiones no se realizan sobre vehículos
de serie si no que se realizan sobre prototipos de desarrollo que rara vez
salen al mercado con la misma configuración que realizan las homologaciones.
Otro punto a tener en cuenta es la implantación masiva de
la electrónica y el desarrollo de esta que se une a la utilización de
prototipos.
La normativa europea relativa a las homologaciones de las emisiones
de gases de escape que está en vigor actualmente para los automóviles data de
1998.
Durante estos años la evolución ha sido constante y siempre va en
aumento.
Los programadores de las unidades de control, de algunos fabricantes,
tienen en cuenta las características de la prueba, aceleraciones muy
progresivas, velocidades constantes, puntos de cambio de velocidad y otros.
Se
adaptan de esta manera parte de la programación de las unidades de control a
las exigencias de las pruebas.
En definitiva…
Intentar conseguir los índices de contaminación y en
consecuencia el consumo homologado de un automóvil es prácticamente imposible.
Esto se debe a la dificultad de poder realizar una circulación real similar a
la estandarizada para la prueba, la posibilidad que tiene el fabricante de
utilizar un prototipo como vehículo para el test, la utilización de la
electrónica para adecuarla a los resultados necesarios para superar las
homologaciones.
Todas estas variables no están en nuestras manos en la vida
real. A esto se le añade a los márgenes legales que dispone el fabricante a la
hora de declarar las emisiones y el consumo homologado en un automóvil entre
otras cosas.
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